-¿Qué?
+¿Sabes qué?
-¿Qué? +¿Sabes qué?
-¿Qué?
+Que me pasaria la vida pregunte''Sabes qué'' para oir tu
voz.
“Auch” te quejas, “auch, detente”.
Y él no para, simplemente te pellizca en tus dos brazos, en la parte mas sensible que pueda encontrar. A tu lado esta tu amiga, pero ella esta enfrascada en una conversación con otro compañero, y no se da cuenta de que lágrimas comienzan a salir de tus ojos. Él chico se va sin saber lo que te causó.
Lentamente, apoyas tu frente en el hombro de tu amiga.
“¿Estás bien? ¿Estás... llorando? ¡¿Qué pasa?!”
Tú mientes: "Es sólo que... Theodore me pellizcó... y dolió... y..." y continúas llorando.
Si, los pellizcos te duelen, pero no por eso lloras. La razón de tu llanto es que esos pellizcos te los propino él. Duele que no le importes, duele que te pegue. Duele que sea él quien lo haga. Duele que no te quiera.
¿Por qué? ¿Por qué? Te preguntas. Y sabes la respuesta. Tú también haces lo mismo, lo pellizcas y a él le duele. Ah, el karma se te hace presente, joven niña. Tu amiga va a buscar a Theodore para reclamarle que te ha hecho daño. Tú solo te limpias las lágrimas de tus ojos, intentando que el rimel no se corra demasiado.
Ya era la última hora de clases, así que ya casi salían. Tú, mientras tanto, simplemente ignoraste a Theodore y sus disculpas.
Ya afuera de la escuela, en la entrada, el volvió a pedirte disculpas.
“¡Muérete!” ¡No! ¿Por qué dijiste eso? ¿Por qué le dijiste que se muera, sabiendo que solo quieres abrazarlo y besarlo desesperadamente diciéndole que no se preocupe, que no fue mucho, que le perdonarías cualquier cosa? Y él no se rinde; te agarra de la cintura por detrás y te susurra en el oído.
“¿Me perdonas?” Y te besa muchas beses en tu mejilla. Y te entran ganas de llorar, ¡te esta besando!
Y no puedes resistirte más.
“Sí, te perdono, pero no vuelvas a hacerlo”.
Y, para lamento tuyo, te suelta y se va con Lisse. De nuevo te invade la sensación de que solo juega contigo cuando esta aburrido.
“Qué idiota” Te dice. Tú tienes ganas de lanzarte a sus brazos y rogarle que te diga qué hacías mal, ¿Por qué eras idiota? ¿Cómo podías remediarlo? Pero no, tú simplemente pellizcas fuertemente uno de sus brazos. El se queja, y tú sientes un dolor en tu corazón, como si te hubieran pellizcado a ti. “Te odio”.
“Yo también”.
No, niña, ¿por que mientes? ¿Por qué le dices que lo odias sabiendo que es todo lo contrario? ¿Por qué no puedes demostrar tus sentimientos? ¿Por qué no puedes pedirle perdón, por qué?
Y no dices nada más, simplemente te vas con tu amiga.
Te acercas y lo saludas, poniendo como excusa un ligero "hoy no te saludé, ¿verdad?".